Para Kasia, la libertad es echar carreras con Saba

Kasia Jesionkowska (© Privado)

Kasia Jesionkowska, de Polonia, ha sido sometida a tres importantes operaciones de corazón y, recientemente, le sustituyeron la válvula pulmonar sin necesidad de abrirle el pecho. Describe su calidad de vida como “realmente buena” y como excelente cuando tiene energías para hacer ejercicio. Esta es su historia:

Me llamo Katarzyna (el diminutivo es Kasia) Jesionkowska. Tengo 30 años y vivo entre Varsovia y Skierniewice (a 70 km. de Varsovia), donde trabajo. Soy tecnóloga alimentaria y trabajo en un centro de investigación. Mis campos de investigación son las pruebas de consumidores y la percepción sensorial de la fruta y los productos frutícolas.

Buenos recuerdos

Tengo tetralogía de Fallot. He pasado por tres operaciones: una corrección total con cinco años, una segunda con 16 y una tercera, en 2001, con 22 años. Tras esas tres operaciones, me hicieron una valvuloplastia. En diciembre me cambiaron una válvula pulmonar sin necesidad de abrirme. Tengo recuerdos de mi estancia en el hospital cuando era una niña, pero no volvieron a mi memoria hasta que me hospitalizaron por segunda vez. Mi primer recuerdo relacionado con el corazón es muy bonito y es de justo después de mi primera operación. Estaba dando un paseo por el campo con mi madre, mi hermano y nuestro perro, Saba. Recuerdo que le eché una carrera a Saba y gané. Nunca olvidaré esa sensación. Me sentí libre porque no estaba cansada.

Quedarse atrás y, después, remontar

No creo que mi infancia haya sido muy diferente de la de los demás niños. Me enteré de que necesitaba pasar por otra operación en primero de secundaria. Hasta entonces, estaba convencida de que estaba sana y de que no tenía más problemas de corazón. Las pruebas dieron unos resultados bastante buenos y pensé que esa situación iba a durar para siempre. Por desgracia, empecé a sentirme cada vez peor. No podía concentrarme en lo que leía. Tenía que leer una misma cosa diez veces para poder recordarla. Sin embargo, tras la operación (sustitución de válvula pulmonar con homoinjerto) volví al colegio y recuperé el tiempo perdido.

Me operaron por última vez cuando estaba en mi tercer año de estudios. Según los cardiólogos pediátricos y los cirujanos de corazón, todo había salido muy bien. Sin embargo, cuando me trasladaron a un hospital para adultos, lo único que escuchaba era que necesitaba otra operación (otra sustitución de válvula pulmonar con homoinjerto). Sin embargo, como mis pruebas físicas dieron buenos resultados, decidieron esperar un poco. Finalmente, una doctora dijo: “Ahora no quieres tener hijos, pero antes o después querrás”. Así que confié en ella y decidí arriesgarme a pasar por una tercera operación. He de decir que mis compañeros y profesores me ayudaron muchísimo. Pedí que me hicieran los exámenes antes que a los demás alumnos. Así que acabé pronto el primer trimestre y, gracias a ello, pude pasar por otra operación sin interrumpir mis estudios. Tres semanas después de mi operación, volví a clase. Me pillaba resfriados con frecuencia pero, gracias a mis compañeros, pude acabar mi tercer año a tiempo.

Progreso

Después de un año, descubrieron que había un estrechamiento en la parte de la válvula pulmonar donde se realizó el homoinjerto. Así que, me hicieron una valvuloplastia para ensancharlo. Este tratamiento agrandó un poquito la válvula pulmonar. Desde entonces, he estado convencida de que necesitaba otra operación, pero como evoluciono bien, de momento, van a esperar. He experimentado en primera persona el enorme progreso de la cirugía cardíaca y la cardiología. Y, en diciembre, me ofrecieron la posibilidad de sustituirme la válvula pulmonar sin necesidad de abrirme el pecho (una de las primeras veces que se realizaba en Polonia). Creo que este método es fantástico ya que la recuperación es muy rápida e indolora. Al cabo de unas horas podía caminar con normalidad. También me pude reincorporar rápidamente al trabajo.

Buena calidad

De niña, mi calidad de vida fue estupenda. Podía hacer cualquier cosa. Asistía a las clases de educación física y era más flexible que otros niños (debido al año de rehabilitación que pasé después de mi primera operación). El cambio realmente malo en mi situación fue antes de mi segunda operación. Esa época fue realmente infernal.

Creo que ahora mi calidad de vida es muy buena. Puedo recorrer en bici largas distancias; mi récord está en 108 kilómetros en un día. También me gusta mucho hacer senderismo de montaña. Todos los años, desde 1998, participo en el Woodstock polaco. Soy voluntaria y eso requiere mucha energía. Durante el festival, el tiempo cambia constantemente y no tenemos mucho tiempo para dormir. Lo único que me preocupa es que soy muy susceptible a los cambios de tiempo y a los fuertes dolores de cabeza. Sin embargo, puede que no esté relacionado con mi cardiopatía. Creo que la gente realmente no es consciente de que padezco problemas cardiacos.

Autor(es): Marit Haugdahl
Última actualización: 2009-03-16