La historia de Gemma

Gemma es una niña cardiópata de 11 años que cursa actualmente 6º de Primaria. Su experiencia escolar hasta 3º de Primaria fue excelente. Sus profesores atendían sus necesidades específicas de formación y la ayudaban en todo lo que podían. Ella estaba muy contenta y motivada, le encantaba ir a clase y obtenía unos excelentes resultados académicos, a pesar de un problema añadido de disfasia.

Todo empezó a cambiar a partir del tercer curso de Primaria, momento en el que Gemma tiene mayores dificultades para entender algunas de las distintas materias que se imparten en clase, por el incremento de las faltas de asistencia debido al tratamiento de su dolencia. También se detecta en la niña cierta inmadurez en su desarrollo evolutivo a causa de los largos periodos de hospitalización.

Algunos profesores actúan como si no supiesen entender a Gemma, otros se comportan con pasotismo, ignorando la situación, y ciertos docentes se preocupan demasiado y la sobreprotegen. En lo que se refiere a la clase de Educación Física, en particular, el docente encargado de impartir esta materia actúa de manera contradictoria: unas veces le exige demasiado (incluso amenazándola con suspenderle, si no puede hacer tal o cual ejercicio) y, en otras ocasiones, no le deja hacer nada. El resultado de esta nueva situación escolar para Gemma es que la niña no quiere ir al colegio.  

La convivencia con los compañeros de clase también resulta conflictiva. En una edad en la que la fuerza toma protagonismo en las relaciones sociales infantiles, a Gemma se le impone que participe en esos juegos más físicos. Ella responde de forma protectora consigo misma, sabiendo que su fuerza física es menor que la de otros niños, pero no se acobarda, pues sus padres la convencen de que “la fuerza física no lo es todo” y que “la palabra, a veces, resulta más firme y convincente en las relaciones sociales que la fuerza física”. Además, Gemma tiene el don de la palabra, habla muy bien, así que ese consejo de sus padres la fortalece, pero la situación en el colegio permanece igual.

¿Cómo reaccionan los padres ante esta situación? En primer lugar, apoyan a su hija, intentan motivarla y aumentarle la autoestima. Por supuesto, hablan con los máximos responsables del centro educativo para pedir apoyo escolar, a lo que el centro responde de forma negativa. Finalmente, los padres deciden pedir ayuda a la Fundación Menudos Corazones para que Gemma pueda recibir atención psicológica y también contratan los servicios de una psicopedagoga, que ayuda a la niña a superar su problema de disfasia. Estas atenciones médicas tienen un efecto muy positivo en la niña. Incluso la psicóloga que atiende a Gemma intenta intermediar entre la escuela y los padres realizando un informe para el centro escolar en el que avisa que “los esfuerzos de la niña deben ser tenidos en cuenta, no sólo los resultados académicos”.

La evolución de la niña, en la actualidad, es muy positiva gracias al trabajo conjunto de los padres, la psicóloga, la pedagoga y la misma Gemma. Ahora bien, los padres han decidido cambiarla de colegio por esas reacciones negativas que han recibido del centro escolar en los últimos años y esperan, con ganas, que en el nuevo colegio les tengan más en cuenta y apoyen a Gemma en todo lo que necesite.

Autor(es): Montse Mireles
Última actualización: 2008-09-22